LITERATURA RENACENTISTA
BOCCACCIO EN SU CONTEXTO
GIOVANNI BOCCACCIO EN MEDIO DE UN CONFLICTO
Boccaccio autor del Decamerón nació en 1313, (junio o julio) en Certaldo o en Florencia o en París, hijo de una mujer desconocida y de Boccaccino Chellino, quien era un comerciante adinerado que oficialmente y a menos que la vacilación lo reconoce.
En 1327, Boccaccio viaja a Nápoles con su padre, agente del Banco de Bardi. Una de sus principales influencias pudo conocerla en el año 1330 , cuando posiblemente asistió a las lecciones que daba Cino Pistoia, jurista-poeta y amigo de Dante y Petrarca, luego asciende al estudio de ley del canon. A partir de esa fecha Boccaccio escribió muchas obras, poemas, ensayos y todo tipo de trabajo literario hasta que finalmente compone su obra maestra elDecamerón (1349-1351)
Sociedad
El Decamerón tiene lugar en el contexto de las tensiones sociales crecientes en el siglo XIV en Italia, cuando la burguesía se enfrentaba a la vieja aristocrática, nueva clase mercantil frente a la nobleza feudal. La fricción entre estas dos clases, el patriciado y la nova gente, estaba en la raíz de muchos de los conflictos políticos, religiosos, y sociales.
Esto es visible en la obra de Boccaccio desde la perspectiva que él tiene hacia las diferencias sociales, muchas veces criticándolas desde la inoperancia que tenían para juntar a dos posibles amantes cuando estos pertenecían a clases sociales diferentes. Ejemplo claro es la historia donde una mujer que vivía con su padre al no conocer marido buscó la compañía de uno de sus súbditos causando la muerte de éste y suicidándose luego.
Las clases altas allí vivían gran parte de su tiempo como caballeros y damiselas ente la vista de todos, con palabras galantes y genialidades, resaltaban quienes fueran más prudentes en la calma e ingeniosos.
Boccaccio fue un hombre de grandes conocimientos, lo que le llevó a pertenecer quizá a la élite de los burgueses.
Magia
Para la imaginación medieval, los eventos sobrenaturales eran fascinantes y a menudo fenómenos aterradores que podrían inspirarse por el testamento de Dios (un milagro) o por los medios artificiales (la magia). Santo Tomas creyó que los poderes intelectuales que llamaron las ocurrencias mágicas no eran necesariamente malos, pero cualquier esfuerzo por frustrar el testamento de Dios era, por la definición, malo. Los eventos Mágicos, si iban en línea con la Providencia Divina, eran por consiguiente totalmente legítimos. En la cultura popular, la magia estaba en un área misteriosa de actividad natural y sobrenatural que no sólo comprendió la actividad paranormal sino también las supersticiones comunes y las preguntas más fundamentales de la fe. Lo que es más, la tradición del romance italiana incluyó una abundancia de motivos que dependían en los artículos mágicos como los anillos y los talismanes. Boccaccio estaba habituado a estas tradiciones populares y literarias, así como a los motivos mágicos en autores clásicos.
La magia y una gran creencia en lo sobrenatural aparecen continuamente en el Decamerón y en todas sus novelas. Aunque Boccaccio parece atizar la diversión y ridiculizar a aquellos que muestran una creencia ingenua en la magia, él también incluye elementos que no pueden explicarse exclusivamente por la razón, como las apariciones, sueños, y las situaciones fantásticas o inverosímiles.
Ejemplo claro de este tipo de herramienta literaria es la narración en la que una mujer que espera con ansiedad y tristeza a su amante le ve en sueños y este le cuenta que ha sido asesinado por los hermanos de ella quienes le enterraron en cierto lugar que él le revela. Posteriormente ella comprueba que era verdad lo que había pasado.
Como burla de quienes creen en la magia o en los milagros está el caso de la mujer de poca inteligencia que creyó que el arcángel San Gabriel la desea y por eso va a ella noche a noche en el cuerpo de un religioso.
El deseo Sexual
Tomar la pasión activamente era la manera varonil del sexo. Se esperaba que las mujeres fueran tímidas, y fue considerado obligación de hombres interpretar los “signos” mandados por sus esposas para poder satisfacerlos adecuadamente.
Pensadores religiosos no aceptaban la noción de que las mujeres tuvieran deseos sexuales en mayor proporción que los hombres. Esto afectaba a la distinción entre acción masculina e inacción de femenina durante el sexo. Sin embargo, se creía que las mujeres requerían más hombres para ser satisfechas.
Contrariamente al estereotipo moderno que ve a los varones como más susceptible al deseo sexual que las hembras, las mujeres en la Edad Media se vieron más lujuriosas que los hombres. La opinión general sostuvo que los hombres eran las criaturas más racionales, activas y más cerca al reino espiritual, mientras las mujeres eran carnales por la naturaleza y así más materialistas. En el Decamerón hay muchos ejemplos de mujeres lozanas con los deseos insaciables. Las monjas que se servían del hortelano “mudo” quien utilizó un refrán que alegaba que un solo gallo era suficiente para satisfacer diez gallinas, y en contrapunto que diez hombres difícilmente podrían satisfacer a diez mujeres.
Otro caso de la iniciativa de la mujer en lo relativo a actos sexuales es la narración donde un hombre fue asaltado y antes de morir le abrieron una puerta en una cabaña al lado de un castillo, en la cual vivía la amante del rey quien al verse desairada por el rey y al ver a este hombre de su gusto también lo utilizó sexualmente.
El sexo y el Clero
A partir del Siglo XI se ordenó el celibato para los sacerdotes. Llegado el siglo XIV era el momento en que muchos seguían sin cumplir este requisito; algunos, acudiendo a los burdeles, y otros, manteniendo esposas y/o amantes.
Las actividades sexuales del clero eran un asunto sumamente popular en la novela del siglo XIV en Italia y en Europa. Boccaccio es sumamente sensato comparado con muchos de sus contemporáneos. Los cuentos de Boccaccio sobre las infracciones sexuales de sacerdotes y otros clérigos sirve para resaltar la premisa principal de su trabajo: la noción que “todos los seres humanos actúan naturalmente y siguen sus deseos naturales, inclinaciones e instintos”.
Está el monje que se hizo pasar por arcángel. Además y para corroborarlo, hay una historia de la novena jornada en la que una abadesa es sorprendida (sor prendida, je, je) en compañía de un sacerdote y, en su confusión, se pone sus calzones en su cabeza. Al encontrarse con otra monja, ella se defiende con la excusa de que el deseo sexual es ineludible, incluso para los miembros del clero. Con tal de que el asunto se lleve discretamente, el resto de las hermanas es libre juntarse con los hombres que ellos les agraden.
La prostitución en el Decamerón
Hay muy sólo un caso obvio de prostitución en el Decamerón, es el de una mujer siciliana joven que estafa a Andreuccio en la jornada 2. Esta mujer joven se presenta como sumamente diestra y sumamente cruel. También están las cortesanas, mujeres que restringieron su negocio a la nobleza y empezaron a aparecer al final de la Edad Media como resultado de la urbanización. En general, la prostitución parece ser un tema que Boccaccio evita, contrariamente a su tratamiento de ciertas otras conductas sexuales.
jÓVENES CONOZCAN SOBRE LITERATURA RENACENTISTA.
ResponderEliminarya lo lei ps
ResponderEliminarProfe lo lei y me parecio muy interesante ese tipo de literatura....
ResponderEliminarEsta muy bueno tu blog..
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